martes, 14 de octubre de 2008

Shirin Nesha


Hago arte para encontrar respuestas, asegura con frecuencia la iraní (residente en Estados Unidos) Shirin Neshat, una de las más destacadas artistas contemporáneas de la última década. Vivir entre dos mundos completamente diferentes, fuera de su tierra natal, le ha permitido a esta creadora abordar, desde una visión bicultural el drama de las mujeres musulmanas, en especial las de Irán.
Shirin Neshat nació en Qazvin, Irán, y se trasladó a los Estados Unidos en 1974. Actualmente vive y trabaja en Nueva York. Propietaria de una obra artística, fotografías y piezas filmadas, de una intensa carga poética, dramática y carismática. Su obra ha sido incluida en muestars tan importantes como Documenta XI, la Bienal de Venecia de 1999, y la Bienal de Whitney del 2000.

El impacto que causó en ella el retorno a su país, en 1990, tras 12 años de ausencia, la «sensación aterradora y al mismo tiempo excitante» que experimentó, marcó el inicio de una carrera exitosa y polémica, orientada hacia esa nación.

Shirin llega a Oriente, a la cultura shií iraní desde occidente, con la capacidad para racionalizar la mirada, para establecer contrastes, dualidades, oposiciones, desafíos y perplejidades. Nos cautiva con una perspectiva del Islam espiritual, coreográfica, carismática y somática.

Mujeres de Alá (1994-1997), serie fotográfica que comenzó en 1993 y dio por finalizada en 1997 y que tiene como protagonistas a las mujeres islámicas armadas le abrió las puertas de importantes galerías.



La artista escribe sobre la superficie de estas fotografías, cubriendo las partes expuestas del cuerpo con textos en farsi, mayormente de influyentes escritoras iraníes.

Para las mujeres musulmanas el lenguaje es uno de los pocos territorios de la libertad. Los textos feministas y sobre mujeres son tradicionales en la cultura árabe y las mujeres han utilizado la palabra, tanto hablada como escrita, como un medio de oposición y rebelión frente al conformismo y el conservadurismo masculinos.




En Whispers junto al perfil de una mujer velada, ha introducido el rostro de un hombre inscrito en farsi, escritura tradicional persa. El hombre y la mujer aparecen enfrentados, aislado el uno del otro, sin ni siquiera mirarse, sin posibilidad de comunicarse, sólo les queda el susurro del que habla el título. Ella ha perdido la palabra que ahora posee él.

A partir de éstos trabajos fotográficos Neshat comienza a cuestionarse su propio estilo y vuelca la mirada hacia el cine, soporte expresivo, con el que al parecer se siente más cómoda y del que actualmente se sirve para contar historias reales.




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