martes, 21 de octubre de 2008

vivencia 1

Los limites del tiempo

Hace un par de años, a raíz de un trabajo que realizamos en escultura, conocí la obra de Giuseppe Penone. Posteriormente, tuve la oportunidad de ver una de sus obras en un parque de Munster (la mano en bronce del artista que aprieta el tronco de árbol seleccionada para la feria de 1997). Era una pieza tremendamente poética y emotiva como son todos sus trabajos en los que pretende, hacernos visible la noción del tiempo y reflexionar sobre como las cosas tienen un tiempo de vida distinto del nuestro. Y es, esa idea de la temporalidad del hombre, algo que desde entonces gira dentro mi cabeza.

Vemos como la medición del tiempo, es propia solo del ser humano y nos sometemos a un complejo sistema de meses, días, horas y segundos que marca el ritmo de nuestras vidas. Y quizás por ello, aprovechar, detener y saborear ese tiempo se convierten en un deseo inalcanzable.

El tiempo y su control van íntimamente ligado a nosotros, como hombres. Pero me gusta pensar que en la idea del tiempo realmente hay un cruce entre dos tiempos distintos: un tiempo personal, pensado desde el acontecimiento cotidiano, acostarse, levantarse, comer…y un tiempo universal con fechas y horas delimitadas. Es este tiempo personal, que compartimos con los demás o disfrutamos nosotros solos, el que va cambiando nuestra percepción de la vida.

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